La estimulación temprana son aquellas actividades que sirven para mejorar ciertas características de los bebés de distintas edades. Entre otras cosas, se trabajan los sentidos, además de habilidades mentales como la memoria, la atención, la curiosidad y el desarrollo del sistema nervioso.
La estimulación temprana es clave para ayudar a los niños a conseguir los hitos del desarrollo lo antes posible, además de generar las bases para que más adelante puedan generar habilidades motoras y cognitivas avanzadas. Además, también es fundamental para fomentar el desarrollo de la inteligencia.
Los actividades concretas relacionadas con la atención temprana dependerán de la edad del niño. En función del mes o del año que tenga, será necesario realizar unas tareas diferentes que tengan en cuenta sus necesidades concretas y las habilidades que es más conveniente trabajar con él.
Objetivos
Permitir que el niño desarrolle su máximo potencial
Numerosas investigaciones han comprobado que, para que un niño alcance su máximo potencial con sus capacidades físicas, sociales y cognitivas, necesita contar con la suficiente estimulación durante sus primeros meses y años de vida.
Tanto las capacidades mentales, como la inteligencia o la creatividad, como las capacidades físicas, pueden desarrollarse satisfactoriamente con una buena estimulación temprana.
Ayudar a que pase por cada etapa del desarrollo de la mejor manera
En sus primeros años de vida, los niños tienen que pasar por una serie de fases en su desarrollo cognitivo y físico. A pesar de que se cree que pueden hacerlo sin ayuda, la estimulación temprana permitirá que lo logren con una mayor rapidez y sin experimentar tantas dificultades.
Mejorar la interacción padres-hijo
El hecho de tener una estructura y unas pautas que indican cómo es necesario actuar durante los primeros meses de vida del niño ayuda a muchos padres (especialmente a los primerizos) a saber cómo comportarse con ellos.
Beneficios
Estimula el desarrollo psicomotriz
El primer beneficio observable es el desarrollo de sus habilidades psicomotrices, el conjunto de destrezas que permiten a los pequeños aprender a controlar su cuerpo de maneras cada vez más sofisticadas.
Por ejemplo, durante los primeros meses de vida, los niños aprenderán a controlar sus extremidades, mantenerse erguidos y agarrar objetos, y cuando sean algo más mayores, podrán empezar a desplazarse por sí mismos. Destrezas como gatear o andar también se adquieren de manera más rápida con ayuda de la estimulación temprana.
Favorece el desarrollo de habilidades cognitivas
Capacidades como la inteligencia, la curiosidad, la observación y la creatividad solo aparecerán en su máxima expresión si son correctamente estimuladas durante los primeros años de vida de la persona.
La genética pone un tope a las destrezas intelectuales que un niño podrá adquirir a lo largo de su vida, pero solo mediante la estimulación temprana será posible que llegue hasta este máximo.
Identifica posibles trastornos del desarrollo
La estimulación temprana es la mejor herramienta para conseguir que un niño alcance cuanto antes las distintas etapas de maduración. Debido a ello, también sirve para darnos cuenta lo antes posible de la aparición de cualquier tipo de trastorno, ya sea intelectual, del lenguaje, o psicomotor.
Este beneficio es especialmente importante, ya que cuanto antes se detecte un problema, se podrá comenzar a trabajar en él. La intervención temprana en este sentido es fundamental para que el niño consiga la mejor calidad de vida posible.
Permite que el niño desarrolle sus capacidades afectivas
El último de los ámbitos en el que se pueden ver los beneficios de la estimulación temprana es el emocional. La interacción de los niños con sus padres y personas cercanas formará las bases de las habilidades sociales y afectivas que tengan de adultos.
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